Córtate el pelo, cambia de vida

A mediados de los 90, cuando yo era un chavalín en mi ciudad, la generación inmediatamente anterior a la mía se convirtió en la referencia de los que veníamos por detrás: queríamos escuchar la música que escuchaban ellos, tener un grupo como ellos, llevar el pelo como ellos, y vestir como ellos. Esa generación trataba de romper con la herencia de los 80, el pelo largo, el heavy e ir todos con melenas.

Por eso alguien adoptó una especie de lema que decía “córtate el pelo, cambia de vida”. Por suerte, pronto me di cuenta de que hacer lo que hacían los mayores era un poco aburrido. Conocí en el instituto a un chaval español pero que había estado viviendo en Estados Unidos varios años. Él no vestía como nadie que yo hubiese visto: iba con botas militares, pantalones apretados, chalecos de hombre y pelo largo. Nada de cortarse el pelo. Era una combinación extrañísima: pronto entendí que él tenía su propio estilo, que no lo había copiado de nadie ni era una reacción contra nadie. Había cogido de aquí y de allí y había generado su propio estilo. Y eso quería hacer yo, tener mi propio estilo.

Nos hicimos muy buenos amigos porque yo estaba muy en contacto con la cultura americana, tanto con la música como el cine, y él la conocía directamente, así que podíamos intercambiar muchas cosas. Algunas veces íbamos a pubs y a alguna discoteca, aunque todavía éramos un poco jóvenes. Pero él no mostraba ningún interés por los ‘mayores’ y sus pintas. Me decía que iban parecido a los universitarios pijos en Carolina del Norte que era donde él había vivido. “Piensan que son alternativos, pero copian a otros, todos copiamos, al fin y al cabo”.

De hecho, me comentó que lo de los chalecos de hombre lo había sacado de un grupo de música que había en Chapel Hill: iban todos vestidos así. Él le añadió las botas y se dejó el pelo largo. Al terminar el año se volvió a Estados Unidos y no volvió más, pero seguimos en contacto por redes después de tantos años. Y sí, al final, él también se cortó el pelo.

ENGANCHADA A LAS COMPRAS

Una de mis mejores amigas está completamente enganchada a las compras, siempre que me la cruzo por la calle lleva alguna bolsa de alguna tienda de ropa. Se gasta gran parte de lo que gana en su trabajo en nuevos modelitos. Hoy en día, con las compras por internet, su vicio se ha multiplicado exponencialmente, ya que ya no tiene que salir de casa para ir de compras. Pero ya no es la primera vez que tiene que llamar al número de atención telefónica al cliente de una tienda online de moda porque lo que le llega a casa no es lo mismo que se ofertaba en la página, por fortuna eso solamente le ha pasado un par de veces, por lo general sí que le llega lo que ha pedido.

 

Creo que mi amiga debería de pensar más en lo que se gasta al mes en ropa, personalmente no creo que sea bueno ni gastarse tanto dinero al mes en ropa ni tener tanta ropa. O tienes un vestidor enorme o va a llegar el momento en el que la ropa te desborde y ya no tengas donde seguir guardando la ropa, y nadie quiere tener la casa invadida por ropa que seguramente la gran mayoría de ella nunca se la acabe poniendo. Esto ya le ha pasado a otra de mis amigas que se vio abordada por toda la ropa que tenía, y al final tuvo que deshacerse de casi toda la ropa que le estaba molestando. Lo bueno es que ahora mismo la ropa que no quieres la puedes vender por internet y de esa forma pudo recuperar un poco del dinero que había invertido al mismo tiempo de recuperar espacio en su casa.

 

Personalmente no creo que esta obsesión con comprarse ropa todo el tiempo es que sea demasiado saludable para nadie, a no ser que se lo puedan permitir y no creo que la gente normal se lo pueda permitir tan alegremente como ellas creen.

 

Espero que esto no me pase a mí nunca, aunque eso nunca se sabe, los gustos de cada uno varían según pasa el tiempo.

¿Qué es Neon Coco?

Seguro que las más fashion lovers conocen ya la marca Neon Coco, una nueva firma de ropa de bajo coste orientada al público femenino y joven y que llega dispuesta a arrasar y a romper con todo lo establecido. ¿No te lo crees? Tal vez que baste saber que detrás de Neon Coco está uno de los fundadores de Hawkers, las famosas gafas de sol que hoy en día se venden por miles cada día.

Neon Coco llega dispuesta a convertirse en tienda de referencia. Su objetivo es muy ambicioso, llegar a los 100.000 envíos diarios en un plazo de tan solo dos años. 24 meses para conseguir unas ventas millonarias. Pero ¿en qué se basan para poder conseguirlo?

-Los precios. Como hemos dicho, se trata de una firma low cost, de ropa que parte de menos de 10 euros y que raramente va a superar los 60. Dentro de este rango de precios se encontrarán todo tipo de prendas de temporada que se adaptan a las tendencias de la moda con su toque personal. El precio ya fue clave en el éxito de las gafas Hawkers que lograron hacerse con un gran mercado gracias a sus modelos baratos que cualquier puede comprar.

-La originalidad. La firma Neon Coco es original, juvenil y sexy. Es una ropa que no se va a ver en ninguna otra tienda, solo se encuentra en la tienda de la firma y por eso las mujeres que entran a comprar saben que se llevan prendas diferentes a las que pueden comprar en otros establecimientos. La firma aspira a tener una marcada identidad propia que la haga diferente del resto y con la que se puedan identificar un amplio número de mujeres.

-Las colecciones píldora. Estamos hablando de colecciones que se van a suceder cada poco tiempo. La ropa solo estará disponible en la Web durante unos días y en un número muy limitado de unidades. Cada semana deben de entrar en la Web unas cien prendas nuevas por lo que la renovación va a ser constante. La clienta que entra en la tienda sabe que si algo le gusta debe comprarlo ya porque tal vez más tarde no esté disponible y sabe también que no va a ser una prenda de ropa que vaya a ver cada vez que sale a la calle, porque serán pocas las unidades que se vendan.

En el outlet

Tengo una relación un tanto ambigua con los centros comerciales: cuando llega el fin de semana me apetece pasarme por uno, pero cuando llevo allí 20 minutos ya me apetece marchar. Pero a mi mujer con 20 minutos no le da para nada, así que toca resistir, por el bien común.

El último fin de semana fuimos a uno de los outlets más famosos de la ciudad. Siempre suele haber mucha gente, así que yo imploré a mi mujer que, por favor, fuésemos por la mañana, al menos, para evitar la muchedumbre en las dos primeras horas y dejar “lo más gordo” antes de que ya no puedas mirar nada con tranquilidad. Pero no pudo ser: una serie de contratiempos nos llevaron a entrar en el outlet a la misma hora que todos los demás. La cosa empezaba mal.

Nos separamos para peinar más extensión del outlet. Cuando yo había cubierto casi la primera planta del centro comercial, recibí una llamada de mi mujer: “¿puedes acercarte al probador que estoy con unos Jerseis mujer pero no son la talla que necesito?” Mientras yo ya había estado en unas diez tiendas, ella no había salido de la primera. Increíble: la “fiesta” no había hecho más que empezar.

Así es que estuve ayudándola a probar jerseis un buen rato. Es verdad que a la hora de probar ropa uno se maneja mejor con un ayudante para el tema de las tallas, así que cumplí mi labor lo mejor que pude. Cuando terminamos, o eso pensaba yo, nos dirigimos a la caja a pagar la compra cuando pasamos al lado de una colección que, al parecer, todavía no había visto. Me dio los Jerseis mujer que iba a comprar, me dijo que fuera a pagar yo mismo, que ella quería echar un vistazo a “dos o tres más”.

Sé que quizás no me creeréis cuando digo que en dos horas solo estuvimos en una tienda: pues así fue. Casi había llegado la hora de comer y “solo” nos quedaban una veintena de tiendas por mirar: así que me puse a echar un vistazo a un partido de la liga alemana en el móvil. Cualquier cosa para relajar un poco cerebro entre tanto probador.