Ahorrando en la cesta de la compra del niño

Hemos bajado un poco el pistón con los gastos del bebé. En un principio, no controlamos demasiado lo que se gastaba hasta que miramos nuestras cuentas corrientes y dijimos: “¿pero esto qué es?” Así que estamos haciendo cuentas para diferenciar qué gastos son imprescindibles y qué partidas pueden reducirse. Los niños tienen que comer y vestirse, de acuerdo, pero no tienen por qué comer caviar y vestir de Prada siempre, ¿no?

Por ejemplo, con los artículos de paseo de bebés hemos cambiado algunas cosas. El niño se va haciendo un poco más grande y pronto podrá ir en un carrito ligero. Tengo que decir que estamos muy satisfechos con su carro y ha sido una de las mejores inversiones que hemos hecho. Funciona la mar de bien y no ha dado problemas, y eso que le hemos dado un uso realmente intenso. Pero para el siguiente carrito quizás hagamos algo que se evitó en el pasado: aceptar un carro de segunda mano.

Al final, todo el mundo tiene familia y/o amigos que han tenido algún hijo. Y a casi todos les sobra algo. Muchos padres primerizos prefieren que todo sea nuevo para su nene y es comprensible: es una experiencia única en la vida y uno puede disfrutar eligiendo y comprando los primeros artículos para el bebé. Pero también hay que tener un poco de sentido común. Y si alguien te ofrece ropa, juguetes y otros productos en buen estado, ¿por qué no usarlo? En un mundo de derroche continuo, no está de más ser un poco responsable, ¿no?

Así que, para esta próxima compra, en vez de comprar artículos de paseo de bebés nuevos, vamos a usar uno que nos han ofrecido. Está bastante bien, tuvo poco uso, y nos puede servir perfectamente. Al menos lo queremos probar una temporada. Y si no nos dar el servicio que necesitamos, siempre se puede comprar una nueva.

En mi opinión, ahorrar no supone solo gastar menos, sino también ser responsable. Los tiempos han cambiado y ya no es ‘mejor’ quien más tiene, sino quien hace mejor uso de los recursos disponibles.