Cambiar para mejorar 

Soy mucho de aburrirme de hacer siempre lo mismo o ir siempre a los mismos lugares. También me aburro de las personas, pero eso no lo puedo decir directamente a los afectados porque no queda muy bien. Pero sí, también me cuesta mantener una pareja a largo plazo. Pero una cosa es cambiar la decoración de casa porque estás aburrida y otra cambiar de pareja. Así que cuando estoy cansada de un novio, antes de tomar decisiones drásticas, hago cambios en otros ámbitos de mi vida menos importantes por si el problema está en mí, que a veces suele pasar.

Últimamente estoy de cambios en casa. Mi novio que viene de vez en cuando por aquí siempre se sorprende: “Oye, esas cortinas son nuevas, ¿no? Y también has cambiado los cuadros, ¿no?”. Lo que él no sospecha, claro, es que, si lo de los cuadros y las cortinas no funciona, el siguiente en cambiar quizás sea él.

Pero no nos pongamos drásticos todavía. Como he dicho antes, empiezo con lo sencillo, por la casa. Y, de momento, me he quedado prendada de unas alicantinas baratas que encontré trasteando un poco en internet. Pero la idea surgió viendo una película, como me pasa a veces. Era una película de principios de los 90 que trataba sobre un productor de Hollywood que en su despacho tenía ese tipo de persianas. Me parecieron deliciosas y pensé en cómo quedarían en algunos espacios de mi casa.

Se trata de una vivienda baja, a pie de calle. Y aunque la calle no sea muy transitada sí que es cierto que necesito cortinas de algún tipo para protegerme, no solo de las miradas indiscretas, sino también del sol. Y entonces pensé en estas alicantinas baratas para cambiar los estores que tenía que ya me habían aburrido. 

Decidí arriesgar y no me lo pensé demasiado. Quité todos los estores del salón y coloqué estas alicantinas dándole un aspecto vintage pero renovado. A mi novio le ha gustado mucho y a mí también. De momento, el ansia de cambio se ha calmado. Veremos por cuánto tiempo.