La importancia de una buena promoción

Era la primera vez que formaba parte de las jornadas de patrimonio organizadas por el instituto cultural en el que había empezado a trabajar. En los primeros años había asistido como alumno de la universidad y también como oyente una vez que terminé la carrera. Un año incluso llegué a ser ponente. Pero hasta que no vi desde dentro cómo funcionaba la organización de un evento de estas características no me di cuenta de su dificultad.

Como era el primer año que estaba dentro del comité de organización mis labores fueron de ayuda en diversas tareas, sobre todo en la promoción de las jornadas tanto en medios de comunicación como a través de soportes publicitarios. Por ejemplo, yo fui el encargado de contratar un estudio para los folletos publicitarios plegados, así como para los trípticos que se iba a repartir en universidades, ayuntamientos y oficinas de turismo.

Para ponerme un poco al día, hablé con la persona que se había encargado de esas tareas los años anteriores que ya no estaba formando parte del comité. Me recomendó que cambiara de estudio con respecto a lo que se había hecho en los últimos años porque sabía que estaban buscando impulso promocional. Efectivamente, en los dos años anteriores la actividad había perdido asistentes y para este nuevo año se había invertido más dinero en promoción. Una buena manera de impulsarlo era apostando por nuevos creativos para la imagen del evento.

Pero lo malo de todo esto es que recayó en mí la responsabilidad de acertar en la elección del estudio que se encargaría del diseño, no solo de los folletos publicitarios plegados y los trípticos, sino de la nueva imagen de las jornadas. Sin mucho conocimiento en estos ámbitos me tocó pasarme varias semanas revisando proyectos hasta que dimos como uno que parecía adecuado. Lo presenté al comité y me dieron el ‘ok’.

Finalmente, las jornadas se desarrollaron con bastante éxito superando las expectativas y mejorando el nivel de asistencia con respecto a otros años. Para el próximo año el reto sería todavía mayor: tratar de volver a superarnos.