La repostería navideña

Ya no soy un niño y la Navidad no significa lo mismo para mí. Con el paso de los años, las fechas navideñas han pasado de ser una época de alegría y emoción a unas fechas un tanto molestas. Antes significaban vacaciones, regalos y echarse más tarde, ahora significan gasto, estrés y echarse más tarde… por obligación. Vamos que la Navidad es un engorro más que una satisfacción. Por eso, este año estoy intentando cargarme de algo de ese espíritu navideño para recuperar las sensaciones pasadas.

Es evidente que por mucho que me empeñe nada volverá a ser como antes, pero lo intentaré. Y lo primero es la comida. Nada como recuperar los sabores añejos para sentir que uno puede oler ese pasado de árboles de Navidad y espumillón.

Mi madre es especialista en numerosos platos navideños, como la crema de cocina, la sopa de marisco y, sobre todo, algunos postres como las casadielles. Se trata de un postre habitual en Asturias que combina una masa de hojaldre con un delicioso relleno de pasta de nueces. Una maravilla si sale bien, y un desastre si no tenemos muy buena mano en la cocina.

Recuerdo ver a mi hermano todas las Navidades partiendo nueces mientras mi madre ponía a punto otros platos de la cena. Yo siempre fui el pequeño, así que colaboraba poco, incluso cuando ya tenía edad para hacerlo…

Con el paso de los años a mi madre le empezó a resultar más difícil abarcar toda la cena de Nochebuena, teniendo en cuenta además que nuestra familia iba creciendo poco a poco… Así que este año, mis hermanos y yo nos hemos planteado preparar la cena nosotros y que ella se tome un merecido descanso, que ya está bien de casadielles.

Cada uno de nosotros nos hemos especializado en uno o varios platos de la cena. A mi hermana le ha tocado, por ejemplo, la crema de cocina. Mi hermano ha elegido la sopa de marisco y mí, el más goloso, me han adjudicado sin pestañear las casadielles. Tengo una gran presión sobre mis hombros, pero confío en no decepcionar y recuperar, de paso, un poco de ese espíritu navideño perdido.

Realiza un rico flan de vainilla

Muchas veces habremos escuchado, o incluso habremos dicho nosotros mismos aquello de que, por muy llenos que tengamos nuestro estómago después de las comidas, siempre hay un hueco reservado para el postre. Y es que hay personas ara las que el postre ocupa un lugar muy especial y que son especialistas en este tipo de alimentos, normalmente dulces, tras las comidas, algo que es aún mejor si compramos ingredientes de primeras marcas como comprar lechera Actualmente podemos pensar en cientos y cientos de postres cuyas recetas podemos tener disponibles de forma muy sencilla a través de internet. Hay postres novedosos surgidos de las mentes privilegiadas de muchas personas, y otros más tradicionales como puede ser el flan de vainilla. Hacer este postre de forma casera es muy sencillo y para ello solo necesitaremos:

  • 600 ml de leche (comprar lechera)
  • 5 huevos
  • 1 cucharada de esencia de vainilla
  • 5 cucharadas de azúcar
  • Para el caramelo: 3 o 4 cucharadas de azúcar y agua

 

Una vez que tengamos todos los ingredientes comprados y listos para usarlos en la encimera o la mesa de la cocina, lo primero que tenemos que hacer para empezar a elaborar nuestro flan de vainilla es preparar el caramelo, algo que se hace echando cuatro cucharadas de azúcar en un cazo que debe estar al fuego, a lo que añadiremos también un litro de agua e iremos removiendo hasta que se forme el caramelo. Una vez que el caramelo esté listo, lo ponemos en el molde que vayamos a hacer nuestro flan de vainilla pintando bien las paredes del molde con el caramelo. Lo apartamos y lo dejamos enfriar.

Cuando ya hemos apartado el caramelo, batimos los huevos y le añadimos el azúcar, la leche (no olvidar que es mejor comprar lechera), y por supuesto la esencia de vainilla, esencial para nuestro flan de vainilla, y que puede variar la cantidad según la intensidad de sabor que busquemos. Cuando encontremos la intensidad de sabor que busquemos, vertemos la mezcla en el molde unto al caramelo y lo horneamos al baño maría a 190º durante una hora aproximadamente. Después lo sacamos, dejamos enfriar y estará listo para tomar.