En las Cíes existen cuatro rutas de senderismo muy bien señalizadas y que aparecen marcadas en todos los mapas. Pero hay una que suele atraer a la gran mayoría de visitantes, la llamada Ruta del Faro da Porta o, como se le conoce popularmente, la ruta islas cíes faro.
La ruta es la más larga de las cuatro, pero tiene algunos detalles que la hacen la más deseada. Para empezar, al bajarse del barco y ya pegados a la caseta de información que nos recibe, podemos comenzar esa ruta. Tomando un camino a la izquierda de la caseta podemos cruzar hacia la isla del Faro, que es la que vamos a recorrer en la ruta. Este cruce ya es especial porque se hace pasando sobre un dique que une ambas islas y que lleva ahí desde el siglo XIX. Además, el agua de esta zona es tan transparente que hay días en los que incluso se pueden ver peces mientras se pasa de un lado al otro.
Solo vamos a llevar un ratito caminando cuando ya nos vamos a encontrar con otro de los motivos de la popularidad de esta ruta: veremos a un lado las dunas de la playa de Rodas y justo de frente un bonito bosque. El contraste es de gran belleza y la mayor parte de la gente se para para disfrutarlo unos minutos. Tras pasar por el camping vamos a encontrarnos el Centro de Interpretación en el que a veces tendremos la suerte de encontrar exposiciones. Es una buena excusa para detenerse si no tenemos prisa y disfrutar de la misma. Y es que pocos metros más adelante, comienza el ascenso, la parte más dura de la ruta.
A mitad de camino del ascenso está la Pedra da Campá (Piedra de la Campana) que no es otra cosa que una roca perforada por la acción del viento y el salitre y que tiene una forma muy bonita. Cerca hay una zona ideal para poder ver pájaros y está perfectamente señalada para que no haya pérdida. Se pueden ver, sobre todo, gaviotas y cormoranes. Y, más que verlos, podrás escucharlos porque son animales muy ruidosos.
Cerca de la cima hay otro desvío que nos lleva al Castro de As Hortas, un castro de la Edad de Bronce. El último tramo es el más duro, en zigzag. Pero merece la pena porque una vez arriba vamos a ver romper las olas desde una altura de 175 metros y el panorama de la ría de Vigo y del Morrazo es absolutamente impresionante.