Los cerrajeros también se encuentran con casos raros

Si preguntas a cualquier cerrajero que trabaje en una cerrajeria urgente 24 horas en vigo seguramente te contará un montón de anécdotas relacionadas con su trabajo. Algunas son tan divertidas que cerrajeros de toda España no han dudado en subirlas a redes como TikTok para diversión de todos los que las escuchan.

Algunas son auténticos clásicos, como el de la persona que llama porque no puede quitarse unas esposas. Normalmente, han estado jugando con su pareja utilizando algunas esposas con un cierre de cierta calidad y a la hora de quitarlas se han bloqueado o no han sido capaces de encontrar las llaves. Aunque seguro que todos cuentan con mucho humor esta anécdota una vez que es parte del pasado, en el momento de que sucede suele ser muy embarazosa tanto para quién está esposado y que suele sentirse obligado a dar algunas explicaciones, como para el cerrajero que, en muchos casos, preferiría no saber cómo ha sucedido.

Otro clásico es el de la señora de avanzada edad que, tras haberle abierto la puerta que se le ha cerrado con las llaves dentro, está tan agradecida que considera que tiene que invitar a comer, merendar o al menos a tomarse algo al cerrajero. En muchos casos, este tiene que marcharse de manera apresurada porque tiene otro trabajo que hacer y se ve en serias dificultades para rechazar este tipo de ofertas sin herir los sentimientos de la persona. Algunos cerrajeros afirman que les ha llevado más tiempo y les ha resultado más delicado esta parte del trabajo que la de abrir la cerradura o realizar el cambio, por muy difícil que este haya sido.

Muchos comentan también anécdotas relacionadas con perros que quedan encerrados en el interior de la casa. En algunos casos, los animales son absolutamente inofensivos y no solo no le dan miedo a profesional, sino que suelen ser muy agradecidos y lo demuestran con todo tipo de juegos y saltos. Pero en otros casos, el animal que está detrás de la puerta puede resultar atemorizante por sus ladridos y gruñidos ya que, incluso escuchando la voz de su dueño, puede estar interpretando que un extraño quiere entrar a su casa. En estos casos, hay que intentar que sea el dueño el primero que se sitúa entre el perro y la salida para que lo sujete y lo cierre mientras el cerrajero realiza el cambio.