La cigala, un crustáceo con propiedades y beneficios diversos

El marisco es protagonista en fechas señaladas, y en particular, la cigala está presente en multitud de platos festivos. Consumir este crustáceo de la familia Nephropidae también es garantía de salud y de bienestar debido a sus aportes en vitaminas, proteínas y minerales. Además, la alta demanda de Proveedor de cigala congelada demuestra que este alimento puede consumirse en cualquier época del año, beneficio que repercute en su disponibilidad y precio económico.

Entre sus aportes, destaca la vitamina B12, indispensable para la salud de sistema nervioso o la producción de glóbulos rojos. La riqueza en yodo de la cigala también es notable. De ahí que su consumo esté indicado para el público infantil. Este nutriente esencial favorece el funcionamiento del metabolismo, de las funciones cognitivas y de las células y órganos del sistema nervioso.

Igualmente, la cigala merece figurar en la dieta de jóvenes y adultos por su valor proteínico. Por cada ración de cien gramos de cigala, alrededor de veinte corresponden a proteínas de alta calidad. La ingesta de estas macromoléculas desempeña un papel clave en la regeneración y conservación de los músculos y huesos.

Por su parte, los ácidos grasos omega-3 son especialmente abundantes en este crustáceo. Su consumo, por tanto, está asociado a la mejora de la actividad cardiovascular. También ejerce una influencia antioxidante y antinflamatoria en el organismo. Aunque otros pescados contienen cantidades mayores de omega-3, este beneficio debe tenerse en consideración.

En cualquiera de sus formas y presentaciones, la cigala garantiza grandes aportes de calcio y de fósforo. Estos minerales son cruciales para el mantenimiento de la salud dental y el desarrollo del sistema óseo. También impactan positivamente en el sistema nervioso central. A la vista de estas propiedades, la cigala no debería ser el ingrediente central de la dieta, pero sí un componente destacado de la misma.